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(Sinopsis) A Mozart le encargó el Requiem un burgués llamado Anton Leitgeb, tal vez por encargo del conde Walsegg-Stuppach al que apenas conocía. Leitgeb tenía un aspecto desagradable y algo tétrico por lo que se dijo que Mozart se obsesionó en cierto modo con él. Parece más probable que su obsesión viniera de la penuria económica, de la muerte que sabía cercana y de entender por ello que la composición funeral que le encargaban sería prácticamente su propio requiem. La rivalidad asesina atribuida a Salieri en la famosa película “Amadeus” no responde en nada a la realidad. Mozart no tuvo tiempo de terminar esta obra, le faltaron los últimos compases. Parece que en su lecho de muerte pidió a unos amigos que se lo cantaran. Mientras lo hacían, el dejó de tararear la parte conocida como “la lacrimosa” y se dio la vuelta en el lecho. Cuando los amigos fueron a tocarle ya había perdido la consciencia. No volvería a recuperarla. |
Hoy ha venido la muerte de
nuevo Vuelve tu rostro a la pared,
descansa; |