AGENDA MOZART 2006


Un libro muy diferente
 
HISTORIA DE ESTA AGENDA MOZART

A finales del año 2005, Rosa Olmos, directora de la empresa ARGÉ, nos encargó confeccionar una agenda para el año 2006 para utilizarla como regalo de su empresa, aprovechando la conmemoración del aniversario de Mozart.

La idea era muy atractiva y como disponíamos de poco tiempo, nos pusimos manos a la obra de inmediato
La colaboración con el joven pintor chileno, actualmente residente en España, Jorge Rojas Goldsack, fue intensa y fructífera. Nos reunimos en nuestra casa, escuchamos muchos fragmentos de la obra del genial músico, compartimos criterios y sensaciones, y empezamos el trabajo.
Decidimos dedicar cada uno de los meses del año a una pieza del maestro de Salzburgo. Nueve óperas, dos conciertos y el famoso Requiem.
Jorge Rojas ilustró con su pintura cada uno de los temas y Soledad Serrano y yo escribimos, “a cuatro manos” los pequeños poemas o prosas correspondientes.

Tantos los textos como las ilustraciones se hicieron “a la medida” de las obras del compositor. Confeccionamos también una corta biografía de Mozart que aparece al principio de la agenda, un breve texto explicativo del asunto de cada pieza musical para que el lector se oriente un poco, y unas cuantas anécdotas o frases sobre el músico que aparecen repartidas a lo largo de las páginas. Fue un estimulante trabajo en equipo y, sin duda, una experiencia enriquecedora.
Menos mal que Soledad Serrano sabe mucho de música y de ópera, y nos orientó a Jorge y a mí que andamos menos instruidos en ese arte.


 

 

Aquí está el resultado. Ojalá te agrade, lector.
No reproducimos la agenda propiamente dicha —un lujo de maquetación— porque no es posible, pero sí ponemos todos los textos y las pinturas que en ella aparecen.

A MODO DE ÍNDICE:

1º Biografía de Mozart

2º Doce dibujos, sinopsis y textos sobre obras de Mozart

3º Anécdotas y frases sobre Mozart

 

Biografía de Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart es uno de los más influyentes compositores en la historia de la música occidental. Nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo (Austria) y su nombre completo era Johannes Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart.

Desde muy niño estudió con Leopold Mozart, su padre, conocido violinista y compositor que trabajaba en la orquesta del arzobispo de su ciudad.
A los seis años era ya un buen interprete de instrumentos de tecla y violín. Era sorprendente su capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Sin duda resultaba un niño superdotado para la música. Llegó a componer por entonces cinco pequeñas piezas para piano que aún hoy se interpretan.

Antes de que cumpliera siete años, su padre comenzó con él una gira por las cortes europeas. Empezaron por Munich y Viena para alejarse más a partir de 1763. Fueron casi cuatro años que supusieron muchas experiencias para el pequeño genio: Conoció la célebre orquesta de Mannheim, la música francesa en París, y el estilo galante de J.Ch. Bach en Londres. Entre los siete y los ocho años escribió algunas sonatas para piano y otras para violín, además de una sinfonía (K.16, 1764). También recorrerá parte de Italia.

De regreso a su ciudad natal, continuó sus composiciones, entre ellas la primera parte de un oratorio, Die Schuldigkeit des ersten Gebots (La obligación del Primer Mandamiento), la ópera cómica La finta semplice, y Bastien und Bastienne, su primer singspiel (tipo de ópera alemana con partes recitadas similar a nuestra Zarzuela)

En 1769, con sólo 13 años, fue nombrado Konzertmeister del arzobispado de Salzburgo. En La Scala de Milán, el Papa le nombró caballero de la Orden de la Espuela Dorada.

Con catorce años le encargaron su primera gran ópera, Mitrídates, rey del Ponto (1770), compuesta en Milán. Con esta obra afianzó su temprana reputación como músico.

Instalado en Salzburgo desde 1771, el cargo de Maestro de conciertos (Konzertmeister) no le proporcionaba ninguna remuneración, pero le permitió componer un gran número de obras importantes durante seis años, aunque no por eso consiguió la familia la situación económica desahogada que pretendía.En 1777 obtuvo permiso para dar una gira de conciertos, y se fue a Munich con su madre.

A la edad de veintiún años Mozart buscaba en las cortes europeas un puesto remunerado y más satisfactorio, pero no pudo conseguirlo. Marchó a Mannheim, capital musical de Europa por entonces, buscando conseguir un empleo en su orquesta, y allí se enamoró de Aloysia Weber. Leopold, convencido de que su hijo sería un gran compositor quiso evitar este noviazgo y envió a su esposa e hijo a París. La muerte de su madre en la capital francesa en 1778, el posterior rechazo de Aloysia, que se estaba convirtiendo en una solicitada cantante y ahora era ella quien se permitía rechazar al músico, y el desprecio de los aristócratas para quienes trabajaba, hicieron que el tiempo en la capital francesa y los meses siguientes fueran un periodo realmente triste.

Ya en Salzburgo, compuso dos misas y un buen número de sonatas, sinfonías y conciertos. A estas alturas brilla con un estilo realmente propio y una sobresaliente madurez musical. Tras el éxito de su ópera italiana Idomeneo, rey de Creta (1781) logró que el arzobispo Colloredo de Salzburgo le invitara a su palacio, en Viena. El arzobispo quería tratarlo como un criado, prohibiéndole escribir música salvo que él se la pidiese, impidiéndole viajar, etc. Terminó rechazando esta explotación y decidió marcharse. Este acto de independencia fue uno de los motivos de disgusto con su padre, hombre conservador y que hacía tiempo vivía a costa de su hijo, y del que terminaría distanciándose bastante. Por otro lado, ya no era el niño prodigio que admiraba y entretenía a los nobles y, a pesar de ser un músico inigualable, la atracción había perdido fuerza para los diletantes burgueses.

Por entonces, unos amigos le pagaron el alquiler de una casa donde tuvo que dedicarse a dar clases de música a pesar de que le horrorizaba esta tarea. Allí compuso El rapto en el serrallo, encargada por el emperador José II. Ese mismo año de 1782 se casó con Constanze Weber, hermana menor de Aloysia. Vivirían siempre juntos y siempre acosados por las deudas, cambiando de habitación o casa según los esporádicos golpes de fortuna y los frecuentes apuros económicos. De los seis hijos del matrimonio sólo dos llegaron a la adolescencia.
Como muchos de los intelectuales y artistas de entonces, ingresó en la masonería con veintiocho años, Siendo el único de los grandes músicos que compuso algunas obras de carácter francmasónico.

Por entonces, algunas de sus óperas más famosas como Las bodas de Fígaro (1786) y Don Giovanni (1787), con libretos de Lorenzo Da Ponte, triunfaron en Praga, pero no fueron bien recibidas en Viena que se le entregó y le rechazó alternativamente.
Desde 1787 hasta la creación de Così fan tutte (1790) no recibió nuevos encargos de óperas. En 1791 compuso La Clemencia de Tito para la coronación del emperador Leopoldo II (en esta ocasión el libreto era de Metastasio)

Las tres grandes sinfonías de 1788 nº 39 en mi bemol, nº 40 en sol menor y nº 41 en do (Júpiter) nunca pudieron interpretarse bajo su dirección.
Ya en 1791, poco antes del estreno de La flauta mágica, Anton Leitgeb, hijo del burgomaestre de Viena le encargó una misa de Requiem. El encargo venía por cuenta del conde Walsegg-Stuppach, cuya esposa había muerto recientemente. Tal vez un amigo había sugerido su nombre para aliviar la siempre precaria situación económica de Mozart y su mala salud.

Por un cuadro hallado en el siglo XX, se sabe que Leitgeb tenía un aspecto desagradable y tétrico por lo que Mozart confesó estar obsesionado con este personaje. La obsesión estaba apoyada sin duda por una última etapa de auténtica penuria económica y una mala salud que le llevaba a pensar en su cercana muerte. Posiblemente entendiera que aquel requiem que le encargaban era prácticamente la composición funeral para su propia muerte
No tuvo tiempo de terminar esta obra que fue acabada por su discípulo Franz Süssmayr. En su lecho de muerte pidió a unos amigos que le cantaran la parte llamada La lacrimosa; mientras lo hacían, él se inclinó sobre el lecho. Cuando los amigos fueron a tocarle ya había perdido la consciencia. No volvería a recuperarla. Falleció en la madrugada del 5 de diciembre de 1791.

Tal vez esta temprana muerte, con sólo treinta y seis años, provocada por una afección crónica de riñón, fuese la última nota inevitable de una vida realmente dura y de precaria salud: Niño prodigio explotado por su padre, viajando constantemente desde los seis años, alojados frecuentemente en pensiones inhóspitas para no gastar; joven desafortunado y contrariado en su primer y gran amor; despreciado muchas veces por los insolentes e ignorantes nobles y poderosos que tan pronto le solicitaban y explotaban como le repudiaban... Sus últimos años fueron si cabe más angustiosos que su ajetreada niñez. A pesar de las dificultades, hay un detalle sorprendente que fue refrendado por el testimonio de cuantos le conocieron: Mozart mantuvo siempre un carácter amable y jovial.

Su gran producción, que incluye más de 600 obras de todo tipo, muestra un dominio magistral de la técnica y una sorprendente imaginación creadora difícil de superar. Por sus manuscritos, vemos que casi siempre escribía la obra sin muchas tachaduras porque previamente la había compuesto en su cabeza.
Alternó y combinó la forma y contrapunto germánicos con el aire de las dulces melodías del estilo italiano. Resulta sencillo, equilibrado y diáfano al mismo tiempo que intensamente emocional.

Mozart, sin duda, parecía destinado a morir pronto para que su grandeza pudiese alzar el vuelo y convertirse en aquello de lo que nadie duda hoy: uno de los mayores genios de la música universal.


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